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Phinbella-Te confiaste Pt.4.

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Lizy98's avatar
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El cuerpo me tiembla, mis uñas golpeando contra la madera me irritan pero no puedo parar de hacerlo.
Las horas pasan, me giro por vigésima vez, creo que van más. No está, no hay nadie aquí, nunca lo ha habido. Todo es mi imaginación, nada es real.
La mente humana a sido un enigma por siglos y aún lo es, muchos han tratado de resolver las preguntas pero pocos se han acercado.
Escucho un ruido tras de mi, no me importa, es el viento. Sorbo otro trago de café puro y sin azúcar, odio beberlo así me altera los nervios pero me ayuda a no dormir. No dormir es malo, lo se pero sólo será una noche más.
Tengo la suficiente energía para terminar mi labor, no terminaré en un psiquiátrico de eso me encargaré.
Mañana debo ver al psicólogo y me estoy preparando para eso. Se que parezco loca y que me veo así por lo tanto mañana me veré como antes. Me estiró y alfin apagó la computadora, necesitaba investigar como comportarme mañana, estaré un paso adelante de ese psicólogo, me dirijo a cerrar la ventana pero veo que no está abierta, respiró lo más tranquila que puedo y cierro los ojos. Nada es real, es el viento aunque no haya viento.
Me pongo el pijama y me recuesto me muevo un par de veces tratando en vano de dormir, esto no funcionará.
Me levanto y abro el cajón de mi escritorio, ahí están unas pastillas para dormir, las compré la noche siguiente a esa pesadilla que por supuesto no fue real. Agarró la cajita y una botella de agua y regreso a mi cama, están nuevas nunca me las tomé temiendo que si realmente estaba dormida y sin la posibilidad de despertar Matt me llevará con él otra vez. Ahora me estoy convenciendo de que nada es real, si me convenzo a mi misma podré hacerlo mañana con el psicólogo. Saco mi celular, ya son las doce, enciendo la lámpara e iluminó toda mi habitación, no está. Él no ésta, el esta en esa institución mental no aquí. Apagó la lámpara y me tomo una pastilla, poco a poco cierro los ojos. Por mi bien espero que todos tengan razón y sólo sea mi imaginación.




El lugar no se ve tan mal.
—¿Todo bien hija?
Me giro y asiento.
—Sí, todo bien. Entiendo que esto es necesario.
¡Por supuesto que no lo entiendo!
—¿Por qué?
—Bueno esque estuviste muy callada en el auto.
—No es nada simplemente no tenía que decir.
—¿Cómo dormiste?
—Mejor que nunca, como un bebé. Simplemente cerre los ojos y me dormí tan plácidamente y sin complicaciones—obvio fueron las patillas pero no se lo diré—Talvez la falta de sueño era mi problema.
—¿Estas diciendo éso para qué nos vayamos?
Pretender engañarla para que me saque de aquí no es buena idea. Al contrario debo darle toda la razón.
—No mamá, sabes tu siempre has tomado buenas decisiones para mi bienestar y estoy segura de que está es una de ellas. Si crees que necesito venir aquí yo lo entiendo.
Me ve con una ceja levantada.
La psicología inversa no funcionará en este caso porque mamá está convencida de que enloquesi.
—Bien.
No está convencida pero obvio me ha visto actuar más rara últimamente.
—¿No tienes calor con esa sudadera?
A pesar de que es de mañana está haciendo calor debido a que el verano se acerca. Mamá toca una de mis mangas, me apresuro y la bajo hasta que llega a mi mano. Me ve confundida.
—¿Hay algo qué no quieres que vea?
—Yo...no siento calor.
Hoy mi cuerpo no me debe traicionar, con la sudadera prevengo cualquier mínima presencia del viento y de cualquier temblor. No sólo debo hablar y actuar como era sino que también debo de verme así, como la chica confiada que no le temia a nadie.
—Bueno.
Me quedo mirando fijamente la puerta del consultorio, hay cámaras en la sala de espera que es donde estoy con mamá. Me preguntó si ya me estará vigilando para analizarme, debo actuar normal. Tomó una revista, hay poca gente sólo un par de personas sentadas en los, y aunque deteste decirlo cómodos sofás. Hojeo la revista sin mucho interés, me bajo la manga de la sudadera de forma disimulada. Ok, hay otra razón para usarla pero no quiero aceptarla.
Esta mañana al despertar algo tranquila luego de dormir continuamente después de semanas sin paz me estire y senti un dolor en la muñeca derecha, la vi y tuve que cubrir mi boca con una mano para no gritar. El gritar sólo hubiese ocacionado que mamá despertara y entrará a mi habitación generando preguntas que no podría responder, y con las respuestas que tenía sólo lograría llegar a un manicomio.
Mi muñeca sangraba, me levanté de inmediato y me cure con mi botiquín de primeros auxilios, la herida no era profunda sólo un pequeño corte sobre las venas pero sin llegar a ellas que generaría la sangre, no la suficiente como para morir desangrada. Me sente bajo el lavabo de mi baño y comencé a hiperventilar.
—No es real, no es real, él no me pudo haber echo esto. Él me ama.
Y fue ahí cuando me empecé a preocupar dejando de lado que sangraba ¿por qué insistía en que aún me amaba? talvez porque ese es mi único seguro que me garantiza que él no me lastimara.


Vuelvo al presente cuando un hombre de unos treinta a cuarenta años se sienta a mi lado. Sigo finjiendo que leo la revista que está sobre mis manos ya que no tengo mucho interés en eso y debo ocupar mi cabeza en algo que no sean mis problemas escucho la conversación que ha empezado a tener el hombre a mi lado por celular.
—Acabo de llegar así que ya no es necesario que vengas...se que te pedí que vinieras por su historial pero decidí que era mejor venir yo, podría conseguir informes extras para mi investigación. De echo creo que acabó de encontrar por azares del destino lo que buscaba—no se si soy yo o cuando dijo eso último me miro. Yo sigo con la mirada baja y en la revista—¿Y cómo está mi paciente favorito?...bien dile que haga su terapia lo más pronto posible, quizás hoy alfin reciba la visita de su novia.
Dejo de meterme en lo que no me importa y vuelvo a mirar la puerta por la que entraré.
Mi celular suena, lo ignoro.
¿Y si es Matt? ¿y si me provoca otra crisis qué convenza a todos de qué estoy loca? no, no contestaré.
—¿No contestaras?—me pregunta mamá.
—Amm sí.
Sacó mi celular del pantalón, si no reconozco el número cuelgo.
Es...cuelgo. Necesito estar tranquila.
—¿Quién era?
Seguro piensa que me imaginó de nuevo a Matt llamandome pero por fortuna no es así.
—Es Phineas, es la tercera vez que llama.
—¿Por qué colgaste?
Suena casi imposible que le cuelgue a él, es algo que nunca habría echo antes de todo esto.
—Quiero hablar con él cuando todo este bien, cuando se den cuenta de que no estoy mal.
Aparte de eso es porque aún estoy dolida, se que me ama pero no me ha mostrado la confianza y fe que yo le daría de estar alrevez.
—Isabella...
Dira que no estoy mal.
—Se que no lo estoy. Tal vez Phineas tenga razón y sólo debo hablar del problema para dejar de imaginar cosas que no están.
No dice nada sólo me empieza a mirar como si volviese a ser la misma y esque es así.

Continuará...
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Julivs's avatar
Isabella es muy valiente, mis respetos ^^

Síguela, por favor :D